Tenían comida para cincuenta personas, pero alimentaron ciento cincuenta
El profesor de la universidad dio a Kermyt Torres Castellano y el resto de su clase una tarea difícil en Puerto Rico. Kermyt y sus compañeros necesitaban encontrar a una persona necesitada y entonces ayudarla.
A Kermyt le gustaba ayudar a la gente, pero se preguntaba qué podía hacer como tarea. Habló con varios compañeros, y decidieron formar un equipo para alimentar a las personas sin hogar de su pueblo. Un estudiante dijo: “Yo traigo arroz y porotos frijoles”. Otro ofreció traer proteína vegetal, y otros dijeron que traerían la ensalada y el jugo.
Finalmente, todos los arreglos estuvieron listos, y los estudiantes se reunieron en la plaza central del pueblo, donde a menudo se sientan las personas sin techo. Los estudiantes armaron una mesa y colocaron grandes fuentes de arroz y porotos frijoles, proteína vegetal y ensalada. Alguien trajo 150 platos de papel para servir la comida.
Kermyt y sus amigos notaron que tenían muchos más platos que alimentos. Tenían 150 platos, pero comida para tan solo cincuenta personas. Oraron entonces a Dios para que bendijera los alimentos.
“Pedimos la bendición del Señor porque no sabíamos cuántas personas vendrían, pero queríamos que él guiara todo lo que hiciéramos”, dijo Kermyt.
Las personas sin techo comenzaron a hacer una fila para comer. Mientras varios amigos volcaban generosas porciones de comida en los platos de papel, Kermyt caminó por la plaza, buscando personas que invitar a la comida. Entonces vio algo sorprendente. Vio que un hombre sacaba doce viejos pares de zapatos de un bote de basura. ¡Doce pares! Kermyt pensó que el hombre se llevaría todos los zapatos, pero por el contrario, el hombre escogió con detenimiento un par, se probó los zapatos en sus pies, y colocó el resto en el bote de la basura.
Kermyt invitó al hombre a la comida, y se sentó a su lado mientras comía. Quiso saber por qué el hombre había tomado solo un par de zapatos.
“¿Por qué no tomó todos los pares de zapatos si los necesitaba?”, le preguntó Kermyt. “Cualquier otro se los habría llevado”.
La respuesta del hombre lo sorprendió.
“Estoy pensando en la persona que vendrá detrás de mí”, dijo el hombre.
Kermyt estaba asombrado. Se dio cuenta de que el hombre sin techo no solo estaba pensando en él, sino que también estaba pensando en los demás. Kermyt recordó que Jesús dijo: “Es más bienaventurado dar que recibir” ( Hechos 20:35).
Mientras Kermyt aún estaba pensando en el acto desinteresado del hombre, él y sus amigos tuvieron una sorpresa aún mayor. El alimento y los platos se acabaron exactamente al mismo tiempo. Los estudiantes no notaron inmediatamente que los 150 platos se habían acabado. Pero cuando terminaron de servir lo último del arroz y los porotos frijoles, se dieron cuenta de que no les quedaba ningún plato. Aunque solo tenían comida para cincuenta personas, habían alimentado a 150.
“¡Vimos un milagro de Dios!”, dijo Kermyt. “Dios multiplicó el alimento”.
Los estudiantes estaban muy felices, y hablaron con entusiasmo de lo que había sucedido. Varios recordaron el milagro de los cinco panes y dos peces, cuando Jesús oró por el pequeño almuerzo de un muchachito y entonces lo usó para alimentar a cinco mil personas (véase Mateo 14:15-21).
“¡Jesús ha llevado a cabo ese mismo milagro hoy!”, dijo un estudiante.
Kermyt Torres Castellano ahora es pastor de cuatro iglesias en Puerto Rico, pero jamás ha olvidado la tarea que recibió de ayudar a otros.
“Me ha servido como el modelo de mi vida, y me ha motivado para ayudar a los necesitados”, dijo.
En el presente, las iglesias de Kermyt alimentan con arroz y porotos frijoles a 150 personas todos los sábados. Otra iglesia alimenta a un número similar de personas cada jueves. Gracias a este ministerio del alimento, en tres años se han bautizado ocho personas.
Parte de la Ofrenda del Decimotercer Sábado del primer trimestre de 2018 irá a la universidad de Kermyt, la Universidad Adventista de las Antillas, para que sus estudiantes puedan ayudar a más personas del pueblo. Las ofrendas misioneras ayudan a que otros aprendan más de Jesús, ese Jesús que, cree Kermyt, alimentó a 150 personas con solo una pequeña comida de arroz y porotos frijoles.